A quién no le gusta quedarse embobado mirando la luna. Desde el cuarto creciente hasta la más enorme de las lunas llenas, nuestro satélite tiene una magia tranquilizadora que hipnotiza. Porque al final, da igual dónde nos encontremos. Ella está allí, iluminando nuestras noches, para traernos la calma y llevarse el miedo.
¿Y si hay luna nueva o demasiadas nubes? Solo tenemos que mirar a la pared y observarla bostezar: porque hasta las lunas necesitan un pequeño descanso. Esta lámina está disponible en formato A3, de 29.7 x 42 cm. Está impresa en papel martelé de 250 gramos.