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Hay existencias
Saber poner la mesa es un arte, pero es muchas otras cosas a la vez. Es sentirse en casa, es compartir un momento de felicidad pequeña y fugaz, es vestirse de domingo para celebrar cualquier rutina. Por eso nos chiflan estos manteles individuales, con su volantito rematando toda la silueta, porque convierten en especial lo ordinario.
Estamos totalmente en contra de dejar las piezas más bonitas y delicadas para las grandes ocasiones, porque cualquier día, cualquier momento de nuestro día, se merece una pequeña celebración. Olvídate de etiquetas a la hora de poner la mesa, porque ese café del desayuno sabe mejor con espuma, en una taza de cerámica y sobre una mantelería bonita.
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