Aún queda algo de magia en abrir el buzón y encontrar un sobre con tu nombre y tu dirección escritos a mano. Algo que no te mande el banco, el super o la tienda de la esquina. El saber que alguien ha pensado en ti y se ha tomado toda la molestia de llevar a cabo el ritual de mandar una carta. Y es que la autética belleza está en los rituales.
Las ilustraciones de Claire Leina, una artista con base en la Provenza francesa, son altamente evocadoras. Y sus tarjetas navideñas, con ese aire vintage, nos han robado el corazón.